miércoles, 15 de octubre de 2008

A 9 meses de una plegaria.

Plegaria

Padre Nuestro
¿Estás en los cielos?
o ¿en los silencios?
porque mis súplicas, al parecer,
no alcanzan a llegar hasta tu Universo.
Será ya la poca fuerza que me queda,
que impide que mis oraciones
sean con la misma potencia de antes.

¡Baja y quédate conmigo, por favor!.
Te lo suplico.
Ayúdame, cobijame, dame un poco de tu luz.
Aquí está todo oscuro. Es sudor y frio.
Ya he borrado sus recuerdos tangibles,
en cenizas han quedado sus fotos,
nuestras fotos,
las de mi librero,
las de mi pieza,
los portaretratos,
todo se ha destrozado.

¿Por qué este amortajamiento
no ha aniquilado esta agonía?
Al contrario, es como si le diera más poder
y se ha hecho mayor.

No dejan de brotar mis lágrimas,
no logro contenerlas.
He hecho un mar con ellas
y me siento como en una balsa
en medio de un océano negro.

Pero no tengo hambre, sólo frío y desolación.
Me siento abatida, no consigo levantarme.
Tengo un peso sobre mi espalda y mi cabeza
que me mantiene tumbada y decorazonada.

Siento como si me hubiesen condenado
y no consigo percibir el crimen que he cometido.
Porque Tú más que nadie sabe que
lo que hice fue sin intención de dañar a nadie,
al contrario.
Quizás sí, sin pensar.
Entonces por qué este martirio.

Mi rostro ya no es el mismo.
Ya no soy la misma, por eso tal vez no me reconoces.
Mi sonrisa ha desaparecido.
Mis ojos ya no brillan, se han vuelto negros,
casi no abren de lo hinchados que están.
Y en realidad, no quiero abrirlos;
porque cuando se cierran,
a veces la tristeza aminora.
Mi rostro.
Mi rostro, Señor, está demacrado.
Si te fijas bien,
lleva marcado el camino de mi llanto.
Baja y quédate tú al menos conmigo,
por favor.
Ese hombre que amo me ha mostrado
su indolencia frente a este calvario.
Tal vez tienen razón.
Yo me lo busqué.

Me tortura su indiferencia
frente a mi mendicidad.

¿Tendrán razón Señor?
¿Sus respuestas son tan sólo una manera diplomática
de no quedar mal?
¿Tanto me equivoco?
¿Tanto me equivoqué?
¿Tan tonta soy que no logro ver esa frivolidad en sus ojos?
Porque te juro que no puedo ver nada de eso.
Yo veo ternura.

Quédate conmigo Diosito.
Aquí, acostadito junto a mi en esta esquina.
Ya no "estiro mi mano esperando ternura"
Ya le tengo miedo al amor.
Tengo miedo a entregarme y
volver a sentir todo esto nuevamente.
No quiero amar Señor.
No me gusta sufrir.

Quédate conmigo,
al menos hasta que el temblor
que siento con este entumecimiento
se vuelva un sueño pesado y eterno.


Así sea (Amén)
[Febrero 2008]

Gracias,
por quedarte junto a mi.
Y darme ese calor en momentos de frío.
Por no permitir que me durmiera.
Por hacerme creer nuevamente en mi.
Por permitirme sentir, vivir.
Porque como en la espera de un nacimiento,
he dado a luz a una Aki nueva.
Con sonrisas pese a los malos momentos,
que quiere con el alma, sin importar si es recíproco;
porque la sóla dicha de haber estado amando denuevo es maravilloso.
Porque nació nuevamente una mujer que se siente viva, pese a todo.
Pese a todo.

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